El termostato del coche: Funcionamiento y averías
Nuestro coche necesita llegar a altas temperaturas para funcionar adecuadamente. Por esa razón, la combustión calienta el motor y varios de esos componentes para que estos le den un adecuado funcionamiento a tu vehículo. Sin embargo, el problema está en el otro lado del filo, puesto que las temperaturas podrían aumentar hasta tal punto que varios de los componentes pueden fundirse, averiarse e incluso hasta llegar a inutilizar tu vehículo.
Por eso, el vehículo integra un sistema de refrigeración que mantiene la temperatura. El termostato es una pieza fundamental del sistema de refrigeración.
¿Qué es el termostato de un coche?
El termostato es una válvula metálica pequeña, instalada entre el radiador y el motor del coche que ayuda a regular la temperatura y el flujo del líquido refrigerante y el agua.
Algunos tipos de termostatos son:
- Tradicional. Este termostato lleva un cilindro que contiene cera su interior que cuando entra en contacto con el refrigerante este empieza a fluir por el motor.
- Electrónico. Estos son los más utilizados actualmente en los coches, pues este tipo de termostato actúa más rápido. Son más grandes que los de los otros tipos, con un mecanismo que abre y cierra similar a los demás.
- De fuelle. Este tipo de termostato utiliza alcohol y tiene un fuelle circular hecho de latón, que cuando se calienta el refrigerante, el alcohol se evapora y el fuelle se expande, abriendo la válvula reguladora para que el refrigerante pase.
¿Cómo funciona el termostato del coche?
Para el óptimo funcionamiento del coche, el termostato ayuda a mantener el motor en temperaturas que oscilan entre 75º y 105º. Así que, la función principal del termostato es la de regular el refrigerante del motor al radiador. Esta válvula tiene dos posiciones: abierta y cerrada.
Cuando la válvula está abierta, el líquido del refrigerante fluye hacia el radiador para disipar el calor y a la vez se enfría el refrigerante. Pero, cuando la válvula está cerrada, no circula el flujo del refrigerante, por lo cual el motor aumenta la temperatura.
Es decir, cuando el motor este frío, el termostato se quedará cerrado, pero cuando el motor se calienta hasta la temperatura antes mencionada, la válvula del termostato se abrirá para que fluya el refrigerante al motor del coche.
Síntomas de un mal funcionamiento del termostato
Variaciones de temperatura
Si el termostato de tu coche está fallando, lo llevará a cambiar de forma repentina la temperatura del aire acondicionado dentro del vehículo. Esto sucede porque el refrigerante no está circulando con normalidad desde el radiador hasta el motor, por lo cual tu auto no trabajará correctamente.
Sobrecalentamiento del motor
Si el motor de tu coche está presentando sobrecalentamiento, este empezará a producir mucho vapor, perderá rendimiento y pueden presentarse olores extraños.
Si observas algunos de estos síntomas, lo mejor es que aparques tu coche en un lugar seguro para que se enfríe el motor.
Ruidos extraños
Si tu coche no se sobrecalienta de forma repentina, entonces muy probablemente escucharás un burbujeo que vendrá del compartimiento del motor donde se encuentra el depósito del refrigerante o del radiador, lo cual significa que esté liquido este hirviendo por causa de un sobrecalentamiento.
Fuga del líquido refrigerante
Si el líquido refrigerante y el agua han desaparecido rápidamente es porque muy probablemente el termostato tenga una fuga, teniendo como consecuencia que el líquido refrigerante se salga y fluya en el motor.
La fuga puede producirse si la válvula del termostato está obstruida, con lo cual se impide el flujo adecuado de refrigerante.
Por otro lado, si quieres descartar que la falla este en el termostato, fíjate que no esté goteando o revisa el suelo después de aparcar el coche. Si la superficie está muy mojada, es probable que haya una fuga que debes reparar inmediatamente.
¿Es posible seguir conduciendo con un termostato defectuoso?
Sí puedes seguir conduciendo tu coche con el termostato defectuoso, pero debes tener en cuenta que vas a exponer a tu coche a sobrecalentamientos y otros peligros que incluso podrían llegar a inutilizar tu coche por completo. Por lo tanto, aunque se pueda, lo más recomendable es no utilizar el coche hasta no reparar su termostato. O solamente utilizarlo para llevarlo al taller para que el termostato sea reparado.
Dependiendo de la falla, esto es lo que podría ocurrir si sigues conduciendo tu vehículo con un termostato defectuoso:
- El termostato no se abre. Cuando el termostato se queda abierto, hay un ingreso excesivo de refrigerante. Lo que impide que el motor pueda alcanzar la temperatura para funcionar adecuadamente. Esta avería, aunque parezca más inofensiva que la siguiente, de hecho puede ocasionar problemas muy graves. No solo hará que tu coche consuma más combustible, sino que los componentes se bloquearán porque no han llegado a la temperatura adecuada para su funcionamiento. Además, varios componentes del sistema de escape se verán afectados.
- El termostato no cierra. Si el termostato queda cerrado, no puede ingresar el líquido refrigerante. Así que ocurre completamente lo contrario, el motor se calienta en exceso y no puede regular su temperatura. Este problema hace que el coche esté expuesto a sobrecalentamientos, y podría dañar varias piezas importantes, como en la culata, la junta de la culata, el radiador y muchas otras piezas importantes más de tu vehículo.
Qué hacer en caso de que se averíe el termostato del coche
Esto es lo que debes hacer si el termostato del vehículo está defectuoso:
- Llévalo al taller más cercano. Parece lo más obvio, pero es lo primero en lo cual debes pensar para no propiciar ninguna avería en el motor u otros componentes del vehículo. Cuando hagas esto, debes estar atento de la temperatura.
- Deja que el motor se enfríe con el coche aparcado. Si tienes el capó abierto, se enfriará más rápido.
- Coloca el ventilador interior en ECO. También podrías apagar el aire acondicionado. Adicionalmente, la temperatura y el ventilador deben estar al máximo para enfriar el motor.
- Conduce de noche, cuando la temperatura es más baja. O puedes hacerlo también en los momentos del día donde el sol está menos intenso y las temperaturas son más bajas.
- Quita el termostato.